miércoles, 24 de junio de 2015

El asesino tiene otra cara. Keith Luger


Novela de Keith Luger (Miguel Oliveros Tovar) publicada por Editorial Bruguera en 1962 dentro de su colección Bisonte con el número 731. Hemos leído la reedición publicada en julio de 1981 dentro de la colección Ases del Oeste con el número 1156. Tiene 96 páginas y costaba 40 pesetas.

Un sencillo y divertido western de Keith Luger (se podría calificar perfectamente de divertimento) en el que un asesino a sueldo siembra el terror en la ciudad de Santa Fe (Nuevo México), ya que un poderoso personaje le ha contratado para eliminar a determinadas personas que le pueden hacer sombra en sus negocios. El asesino, Ken Halakay, está especializado en el arte del disfraz y nunca comete un asesinato con su propio aspecto. Por lo tanto, encontrarle se hace muy difícil para la justicia y para los mismos cazarrecompensas.
Un joven e inteligente pistolero, Alan Baxter, y su socio Geo Miller deciden encontrar de una vez por todas al misterioso asesino y cobrar la sustanciosa recompensa que se da por su captura vivo o muerto. Al mismo tiempo tendrán que hacer frente a un montón de facinerosos que intentan lo mismo que ellos y evitar que los representantes de la justicia les prendan a ellos mismos por un robo que no han cometido.
Baxter conoce a Gracie Murphy, la propietaria de una tienda de sombrillas, de la que no tardará en enamorarse y que se verá metida sin proponérselo en el mismo centro de la acción. Por otra parte, la chica también es pretendida por un próspero hombre de negocios, Daniel Drummond, un personaje sin escrúpulos capaz de cualquier cosa para conseguir sus fines y que se convertirá en enemigo mortal de Alan.

Keith Luger desarrolla todo este argumento de una manera desenfadada, en un tono de comedia de acción, con estupendos diálogos llenos de humor e ironía como es propio en él. Por otra parte, en los diálogos entre Halakay, el maestro del disfraz, y  su ayudante Marty no se puede evitar hallar ecos casi de Mortadelo y Filemón, los héroes de Francisco Ibáñez creados en 1958. Al fin y al cabo Ibáñez era un compañero de trabajo de nuestro autor. En definitiva, un western muy recomendable para hacer frente a los calores del verano.

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