jueves, 6 de noviembre de 2014

¡Volveré a por la estrella! A. Rolcest


Novela  de A. Rolcest (Arsenio Olcina Esteve, Alcoy, 1909-?) publicada en enero de 1966 por Editorial Bruguera dentro de su colección Bisonte con el número 941. La portada era de José Curtiella. Tenía 123 páginas y costaba 8 pesetas. Por lo que parece, nunca fue reeditada.

La población de Ribton tiene que elegir a un nuevo sheriff. El cacique local Edw Laird apoya sorprendentemente a Dix Moher, el hijo de un antiguo sheriff asesinado hacía cuatro años. Dix se niega rotundamente a presentarse a sheriff por considerar que Laird tuvo que ver con la muerte de su padre y éste tampoco recibió el apoyo de la población en ese momento. Una noche, un hombre herido llega a la cabaña de Dix. Se trata de Jason Marks, un presidiario al que alguien ha preparado su fuga de la cárcel. Marks le explica a Dix que hacía años participó en el robo de oro a una compañía minera. Marks escapó con todo el botín perseguido por sus compinches, pero logró enterrarlo todo cerca de la tumba del perro de su hijo adoptivo Benj. Marks dice que el único hombre que se portó bien con él en esa época fue el padre de Dix, el sheriff Merwin Moher. Le pide a Dix que busque a su hijastro Benj que está en la población de Baywall y que recupere el oro para devolverlo a la compañía. La recompensa por ello bastará para que Benj pueda recibir una educación conveniente y vivir holgadamente. Dix da su palabra a Marks, pero la llegada de los misteriosos perseguidores del presidiario hace que Dix tenga que escapar y Marks muere luchando con los pistoleros. Al día siguiente, el nuevo sheriff de Ribton, un tal Wiley, se presenta en la cabaña de Dix para arrestarlo por haber amenazado a Laird públicamente. Dix se las arregla para eludir la situación y, antes de marcharse, anuncia a todos que volverá a por la estrella de sheriff.

Dix llega a Baywall, donde súbitamente se ve mezclado en un altercado entre un vaquero y un niño al que acusa de querer robarle su caballo. Alois Tenney, la hija de un ranchero local, y Dix salen en defensa del pequeño. Este resulta ser Benj, el hijastro de Marks, que todos aquello años ha malvivido en el rancho del cacique local, Hym Eilton, que quería tener cerca de sí al niño por si podía darle información sobre dónde estaba el oro oculto por su padrastro. Dix se las arregla para que Eilton regale el caballo a Benj, tal como originalmente le había prometido, aunque tiene que acudir a la fuerza para ello.
Dix informa a Alois y a su padre de sus intenciones respecto al niño. Tal como prometió al presidiario, debe recuperar el oro para poder ayudar al niño. Entre todos los rancheros de la comarca organizan una gran manada de reses para llevarlas a vender a Darrow, ya que los precios que impone Eilton son abusivos. De paso, llegarán hasta la cabaña donde vivió Benj con su padrastro y allí el niño podrá indicar dónde está la tumba de su perro "Apache".
La manada dirigida por Dix tiene varias escaramuzas durante el recorrido. Los hombres de Eilton no dejan de hostigarlos, pero consiguen rechazarlos cada vez. Por fin, Dix, Alois y Benj consiguen localizar la tumba y el lugar donde está escondido el oro.
Dix tiene que separarse de la manada para hacer que el sheriff Neader de la población de Famder,un viejo amigo de su padre, sirva como intermediario ante la compañía minera.
En la compañía no parecen tomarse muy en serio la proposición de Neader, pero éste es engañado por unos desconocidos y recibe una paliza para sacarle información. Neader se niega a hablar. Por otra parte, el sheriff de Darrow, está en connivencia con Eilton y le informa de todo. El maltrecho Neader se une a la caravana de Dix ya de vuelta a Baywall.
Dix va atando cabos. Eilton fue uno de los organizadores del robo a la diligencia del oro e hizo que Marks se fugase de la cárcel para obligarle a revelar el escondite del tesoro, ya que no lo había obtenido de Benj. De vuelta a Baywall, el cacique Eilton y Larson, uno de los dirigentes de la compañía, se entrevistan con Dix. Neader informa a Dix que Larson era el que mandó secuestrarle y sacarle información. Después de un altercado, Dix mata a Eilton y toda su banda de pistoleros es desarmada por la gente del pueblo. La aparición del presidente de la compañía aclara todo el asunto. El asalto fue organizado por dirigentes corruptos de la compañía, juntamente con Eilbot y Laird. Finalmente Benj recibe su recompensa.
Tras despedirse de Alois, de la que se ha enamorado, Dix y Neader se dirigen a Ribton. Los hombres de Laird fueron los que dieron la paliza a Neader y se quedaron con su estrella de sheriff. Y Dix también tiene que recuperar la suya y vengar a su padre, ya que Neader le revela que fue Laird el que organizó su asesinato. Se prepara un explosivo final en el que habrá más de una sorpresa.

Un excelente western de A. Rolcest, mucho más complejo de lo que es normal en los bolsilibros de la época. Su estilo y argumento lo acercan a los westerns cinematográficos de los años 50 en technicolor y cinemascope con Alan Ladd o Richard Widmark, por ejemplo. El estilo del autor es absolutamente clásico y sin sombra de ironía. Rolcest cree en sus personajes y en lo que hacen y cómo actúan. No existe ningún tipo de distanciamiento. También nos brinda alguna tierna escena romántica y no renuncia al humor cuando la situación lo requiere. Por otra parte, Rolcest es un excelente narrador y su ritmo nunca decae. Todo un clásico de la literatura popular, injustamente olvidado.

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