jueves, 30 de junio de 2016

El alfiler de oro. José Mallorquí



Novela de José Mallorquí (1913-1972) publicada por Ediciones Cid en 1955. Era el número 1 de la serie Dos hombres buenos. Tiene 123 páginas y costaba 6 pesetas. La ilustración de la cubierta era de Padilla.
Dos hombres bueno fue una serie radiofónica emitida por la Cadena SER a partir de julio de 1954 con guiones de José Mallorquí y la participación del extenso cuadro de actores de Radio Madrid. Los dos protagonistas principales fueron interpretados por Teófilo Martínez (1913-1995) como César Guzmán y Julio Montijano (1913-1982) como Juan de Silveira. José Mallorquí dedica esta primera novela a los dos actores por sus acertadas interpretaciones.

El español César Guzmán y el portugués Juan de Silveira llegan a la ciudad de Nogales en la frontera entre Arizona y México. El objetivo de César es buscar a todos los que participaron en el asalto a su rancho y en el asesinato de su esposa. El único indicio que tiene de todo ello es un alfiler de oro en forma de herradura hallado junto al cadáver de ésta. En Nogales se dirigen hacia la taberna de Mendoza donde hallan a uno de los participantes en el asalto. Se trata de Frank Hibbs, que jura no haber participado en aquella muerte y que el responsable fue Bob Lerner, ahora conocido como Pat Gardiner, uno de los rancheros más poderosos de la región. Hibbs intenta desenfundar pero César es más rápido y le mata. Junto a su cadáver deja un alfiler de oro en forma de herradura, como hace siempre que logra encontrar a uno de los bandidos que atacaron su rancho.
Llegados a Green Springs, cuya población vive atemorizada por Gardiner, Guzmán y Silveira se encuentran en una taberna con Sim Salter, el capataz de Gardiner. Salter se enfrenta con Silveira y muere.
César y Juan se dirigen al rancho de Gardiner. En esos momentos, Gardiner está en él junto con su novia Cristina Gálvez, y su padre, un acaudalado ranchero de Nuevo México llamado Arturo Gálvez. Gardiner es avisado por el sheriff, que tiene sobornado, de que su capataz ha sido muerto por los dos hombres y envía a sus hombres a Green Springs para vengar su muerte. El comportamiento del ranchero causa sorpresa en Cristina y su padre. Éste marcha para organizar el regreso a Nuevo México y Guzmán sorprende a la pareja solos. Guzmán intenta matar a Gardiner después de explicarle sus motivos, pero Cristina consigue distraerle y es dejado inconsciente por Gardiner. La llegada de Silveira salva a César y Gardiner huye en busca de sus hombres. Éstos vuelven de Green Springs sin hallar a César y Juan. Se entabla un tiroteo feroz entre los vaqueros de Gardiner y César y Juan, atrincherados en la casa. Cristina se niega a abandonarlos porque de alguna manera le atrae la presencia de César y aprecia la nobleza de aquellos dos hombres. Ni el retorno de don Arturo consigue interrumpir el tiroteo y es amenazado de muerte por Gardiner. Cristina proporciona dos buenos rifles a los dos hombres, que consiguen huir y regresar a Green Springs. Gardiner envía a sus hombre al pueblo al mando de nuevo capataz Bull para que acaben con ellos. Luego explica a Cristina que participó efectivamente en el asalto al rancho de Guzmán, pero que quien mató a la esposa de éste fue el líder de la banda, el Jefe, cuya personalidad se niega a revelar por miedo. Cristina rompe con Gardiner ante la vista de su pasado y del comportamiento con ella y su padre.
César y Juan se enteran de que la llegada del nuevo comisario, Clem Bauner, antiguo amigo de César, es inminente y ambos se apropian de la estrella de alguacil para derrotar y encerrar a los hombres de Bull. Clem llega al pueblo pero de un momento a otro se espera la llegada de Gardiner junto a los otros ganaderos de la región para restablecer otra vez el imperio del terror que han establecido.

Entretenida novela de José Mallorquí en la que hay destacar varias cosas. La narración está construida con lo que en cine se llamarían planos secuencia o en teatro actos. Es decir, muchas escenas que transcurren en un solo escenario y que denota la procedencia radiofónica del material, que ha recibido un tratamiento literario para convertirse en novela. Ello produce un cierto estatismo a pesar de que son los diálogos precisamente los que mantienen el interés de la narración. Mallorquí es un excelente constructor de diálogos duros que caracterizan perfectamente a los personajes. Por otra parte, la vestimenta negra de los protagonistas augura de alguna manera a los héroes enlutados que llenarán los spaghetti western de los 60, aunque aquí sí hay un motivo para ello y no el mero capricho. Es sorprendente la visión de un Oeste en el que aún están vigentes los nombres de poblaciones y habitantes de origen español y en el que parece reciente la dominación anglosajona, algo que Mallorquí no deja de recalcar.

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