martes, 10 de diciembre de 2013

Noche de cumpleaños (It Couldn't Matter Less). Peter Cheyney



Novela del escritor inglés Peter Cheyney (1896-1951) publicada en 1941. Es la cuarta novela que el autor dedica al detective Slim Callaghan como protagonista. Hemos leído la edición de Plaza & Janés publicada en 1962 dentro de su colección GP policíaca con el número 70. Traducción de Mercedes Gómez y portada de Esquema.

En un Londres que sufre cada día el ataque de la aviación alemana, el detective Slim Callaghan en el día de su cumpleaños recibe una llamada de su amigo el inspector Gringall de Scotland Yard. En cierto cabaret canta una chica que a Callaghan le interesaría conocer. Se llama Doria Varette y al conocer a Callaghan le encarga que busque a su novio desaparecido: el poeta en ciernes Lionel Wilbery. Esa misma noche un cubano llamado Santos D'Ianazzi intenta disuadir a Slim de que acepte el encargo de Doria.
Slim pregunta a Gringall si la familia de Wilbery ha denunciado su desaparición a Scotland Yard. Al recibir la negativa por respuesta, llama por teléfono a la madre de Wilbery. Ésta parece desconocer todo el asunto pero encarga de todas maneras a Slim que busque a Lionel. Antes de tener una entrevista con la señora Wilbery, Slim conoce a Leonore, la hermana de Lionel. Ésta sí parece preocupada por la vida que lleva su hermano, desconfía de Doria, a la que cree una drogadicta que tiene dominado a su hermano y que además ha introducido a éste en la droga. Leonore presenta a Slim a una pareja de rusos blancos, Sabine y Milta Haragos, que llevan negocios de juego en Londres. Parece que existe una sociedad entre Milta y Santos D'Ianazzi. Sabine lleva una pequeña editorial que publica libros de poesía y es la valedora de Lionel. Está muy interesada en el manuscrito de su primer libro de poemas.
Nikolls, el colaborador de Slim, al registrar el apartamento de Doria, descubre que ésta ha sido asesinada con un estilete. Slim registra a su vez el apartamento y hace que todos los indicios apunten a que el asesino ha sido Santos. La policía detiene a éste.
Slim acude a Deeplands, la mansión de campo de los Wilbery. Indica a la madre que Lionel podría haber sido el asesino de Doria por la falta de suministro de drogas. La señora Wilbery encarga otra vez a Slim que encuentre a Lionel e intente demostrar su inocencia. Por su parte, Leonore confiesa a Slim que ha visto a Lionel y que éste quiere permanecer oculto hasta que se haya librado de Doria Varette. Todos los indicios apuntan a su culpabilidad.
Slim acude una noche a investigar el Salem Club, uno de los salones de juego de Milta Haragos. Lo dirige un tipo llamado Salkey. Éste da indicaciones vagas a Slim acerca de Lionel y al acusarle Slim de que la situación de Santos y la suya propia son ilegales, Salky lo ataca junto con un gangster llamado Wulfy. Slim se deshace de ellos y llama a la policía.
Slim vuelve a Deeplands donde Leonore se siente cada vez más desesperada por la situación de su hermano. A raíz de ello Callaghan hará un descubrimiento sorprendente en el invernadero de la finca. Después de esto todos los indicios apuntan a que las cosas aún van a complicarse mucho más y de una manera que Callaghan no puede ni imaginarse, pero el detective resolverá el caso en medio de un Londres asolado por los bombardeos y las alarmas nocturnas.

Novela negra a la inglesa, que transcurre casi totalmente de noche y donde se consumen cantidades ingentes de tabaco y alcohol. Cheyney alterna el cinismo con el sentido del humor en un estilo que recuerda al de sus colegas americanos, pero sin dejar de lado el toque británico.
Es curiosa la descripción que hace el autor de la vida nocturna de Londres durante la guerra. Fiestas privadas donde se consume mucho alcohol, juego, cabarets y la drogadicción a base de morfina (estamos casi en los años 30) forman parte del ambiente. Por otra parte, muchos de los comentarios que aparecen a lo largo de la novela sobre las mujeres y las relaciones de los hombres con ellas caen dentro de lo que hoy se consideraría como políticamente incorrecto.
A pesar de que es un relato absorbente y a ratos incluso con una atmósfera kafkiana, creemos que el autor podría haber sacado más partido del momento histórico en que transcurre la historia. Por otra parte, Callaghan no dudará en aplicar su sentido de la justicia en un caso que va más allá de las atribuciones de la policía. La ambivalencia moral del final nos anuncia ya las complejidades éticas de la novela negra de los 40 y 50, aunque seguramente Cheyney ni se planteaba esto cuando escribió la novela.

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