lunes, 11 de noviembre de 2013

La ruta de los atracos. Marcial Lafuente Estefanía


Novela publicada en 1962 en la colección Búfalo de Editorial Bruguera con el número 477. Fue reeditada como el número 965 de la colección Kansas y en marzo de 1970 como el número 593 de la colección Héroes del Oeste. Todas de la misma editorial. El precio del último ejemplar era de 10 pesetas.

En un pueblo tejano dominado por las luchas entre ganaderos y granjeros, Sam Fenner, un pistolero contratado por los granjeros, ha sido juzgado por la muerte de Lorry Trask. Marge, la hija de juez, asegura que el juicio ha sido trucado y que Sam es inocente. Lorry era el hijo de Peter Trask, el ranchero que domina el pueblo y a todas sus autoridades desde el juez hasta el sheriff. Para evitar problemas, Marge se va del pueblo para visitar a su tía Virginia en la cercana localidad de Santone. Allí conoce al joven periodista Dick Ellington, al que cuenta todo lo que pasa en su pueblo y la próxima ejecución de Fenner. Dick y la joven se dirigen a Austin, la capital de Texas, para ver al gobernador.
El gobernador manda a un capitán de rurales llamado Marsh y a Dick para detener la ejecución, pero Dick llega antes de incógnito haciéndose pasar por el primo de Fenner. A pesar de estar incomunicado, Dick consigue hablar con Fenner y contarle cuáles son sus planes. Éste le dice que su ejecución fue planeada por el sheriff y el mismo Lorry, pero sus planes fallaron al morir este último. Dick se hospeda luego en el albergue de Carol, la antigua novia de Lorry.
Dick tiene varios enfrentamientos con los pistoleros de Trask, tanto es así que éste se pone nervioso y manda a sus hombres para que una noche linchen a Fenner. Dick consigue impedir el linchamiento y acabar con los hombres de Trask. El sheriff atemorizado va a ver a Trask, pero es asesinado por su capataz. El miedo va apoderándose de las autoridades locales.
Cuando llega el capitán Marsh de los rurales, el miedo va extendiéndose cada vez más entre los cómplices de Trask. Marsh y Dick consiguen algunas confesiones decisivas utilizando métodos nada ortodoxos. La mayoría de cómplices huyen del pueblo. Trask casi enloquece ante la perspectiva de perder su poder y manda quemar el hotel de Carol, la antigua novia de Lorry. Ante la dirección que toman los acontecimientos, Marsh suelta a Sam Fenner, que le promete que no matará a nadie a sangre fría a no ser que le provoquen.
Los granjeros han empezado a construir una presa que servirá para regar sus tierras. Trask intenta que el resto de ganaderos le ayuden a volar la presa, pero nadie le secunda. Manda a sus hombres para que la vuelen con dinamita, pero son sorprendidos por Sam Fenner. Éste se apodera de los explosivos y vuela el rancho de Trask. Ante esto Trask está decidido a abandonar la región, pero la llegada de un viejo amigo suyo llamado Holloway le detiene. Holloway le propone un plan bastante sucio para apoderarse de nuevo de la región y le promete la llegada de una cuadrilla de pistoleros para dominar el valle.
A partir de ese momento son constantes los robos de ganado, los asaltos y los abusos sobre los granjeros. Los asaltos son atribuidos a Fenner, pero éste es el nuevo plan de Trask para acabar con su antiguo enemigo. Ya que Dick parece haber desaparecido, Marsh y la hija de juez vuelven al pueblo para aclarar todos estos asuntos. Marge ayuda a Carol en su nuevo hotel, pero no puede evitar el acoso del jefe de los pistoleros, un tipo llamado Ellery Lowell.
Marsh y Sam van estrechando el círculo alrededor de todos los implicados en la conspiración para acabar con el segundo y los robos de ganado. Aumentan las ejecuciones sumarias y los ahorcamientos tanto de hombres como de mujeres. La atmósfera de terror que envuelve a los culpables es cada vez más agobiante a medida que la acción de los justicieros se vuelve más despiadada.
Mientras tanto, Dick se dirige hasta las poblaciones de Dilley y Laredo para intentar averiguar quién está detrás de los múltilpes atracos a diligencias. Allí tropezará con una banda de traficantes de drogas y con más sorpresas.

Curiosa novela de don Marcial cuya atmósfera por momentos más trágica y fatalista recuerda a la de algunas tragedias de sangre y venganza del teatro isabelino. No queremos decir que Estefanía cite o se refiera directamente a Shakespeare o Thomas Kyd, por citar a algunos autores significativos, sino que el argumento de esta pequeña novela de kiosco presenta la misma atmósfera de opresión y terror que puede aparecer en alguna de las obras de éstos. Concomitancia o casualidad. Pienso en Tito Andrónico de Shakespeare, por ejemplo, que es un cúmulo de horrores. El estilo rudo y quebrado de Estefanía, cortante en la mayoría de los casos, se acerca mucho a la seca brevedad con que los asesinos y otros personajes torvos actúan y se expresan en las obras del dramaturgo inglés.

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